¿Estamos haciendo a los niños blanditos? ¿Se nos está yendo la cabeza con
esto de que los niños tienen que ser felices y no tienen que sufrir? ¿Los
estamos educando adecuadamente y proporcionándoles una serie de pautas para tolerar
la frustración?
Son muchas las preguntas que se amontonan en mi mente cuando veo que cada
vez más, muchos niños tienen una baja tolerancia a la frustración.
Es verdad, que la educación ha cambiado, la forma de vida ha cambiado, pero
los valores que sustentan una equilibrada educación en el esfuerzo y el
trabajo no deberían cambiar.
Ser padre o madre es una ardua tarea, que implica una gran responsabilidad
par con los niños y para con la sociedad, invertir en ellos, no darles las
cosas hechas, que lo intenten primero tres veces, y a la cuarta se le ayuda,
eso está ok, pero para evitar que el niño se frustre, esa mal entendida
felicidad que hace que pensemos que los niños no deben sufrir y que hay que
proporcionarles todo, haciéndoles que vivan en una burbuja de cristal, sigo sin
entenderla… y les aseguro que se puede ver en la sociedad.
Lo único que estamos haciendo con ello, es crear una sociedad sin valores
de superación y sin hambre de conseguir las cosas por uno mismo, de luchar, de
persistir.
Cuando hablamos de frustración en los niños, estamos hablando de un
malestar ante algo que no se da como ellos desean o como quieren, pero lo
siento amigos, la vida no siempre es de color de rosa, y unas veces vienen
dadas, pero muchas veces, la mayoría, hay que lucharlas, y frustrarse.
Aprender a
aceptar que no es lo mismo que resignarse, y tener la capacidad de seguir
adelante.
Darles las cosas hechas, es lo fácil, evitar los lloros, la frustración, el
malestar, el sufrimiento… pero lo siento amigos, eso es lo que tienen que
aprender, a que no todo viene dado.
Y cuesta, y cuesta mucho, pero ustedes que prefieren, ¿niños capaces de
resolver las dificultades por sí mismos cuando sean mayores o niños que a la
primera dificultad se vienen abajo y no saben salir ni tienen la educación de
intentarlo?
Invertir en enseñar a gestionar la frustración y
las emociones que esta conlleva no es perder el tiempo, es dar al niño la oportunidad
de convertirse en una persona responsable y competente el día de mañana, una
persona que pueda resolver sus problemas y que se vea capaz.
La educación de sus hijos lo agradecerá. (Y la sociedad en general,
también)
No me quiero despedir sin unos “tips” para trabajar la frustración, que
espero que nos hagan reflexionar al menos, como padres y madres y como sociedad:
-Eduque en el esfuerzo y la perseverancia
-Permita que los niños se frustren, no es malo.
-Cuidado con la permisividad y la sobreprotección, son malas compañeras de
viaje.
-Crea en sus posibilidades y refuerce positivamente
-Esté como guía y ejemplo, no como “solucionador”
-Eduque en la tolerancia. No todo se puede tener, lo siento
-Identifiquen las emociones y póngales nombre (En otro post hablaremos de
la gestión de las emociones)
-Saber decir no, guiar sin ceder
-Dar alternativas
-DEL ERROR SE APRENDE
Espero que este post haya dado para reflexionar lo que a mí, y recuerde educar
en una buena gestión de la frustración no es perder el tiempo, la educación de
sus hijos lo agradecerá.